QUERIDA AMIGA
Sé que cuando recibas esta carta no te afectará lo que pongo en ella, ya que seguirás teniendo tantos admiradores como, por desgracia, siempre has tenido. Cuando nos presentaron, a penas me gustaste; fue el paso de los días lo que hizo que, poco a poco me gustase cada vez más estar contigo. Ya no me conformaba solo con verte los fines de semana, sino que también salía a tu encuentro cualquier día.
Fué tanto el gusto que le cogi a nuestra relación que ya a penas salía con mis compañeros. Poco a poco me fui apartando de ellos, unos porque no te querían y me aconsejaban que te dejara, y otros por que también estaban enamorados de ti, y no quería compartirte con ellos.
Nuestra relación cada vez se hacía más íntima, yo no vivía sino para ti.
Mi primer error fue dejar de lado a mi familia, más tarde, y también por tu culpa, perdi mi trabajo por que no le prestaba atención suficiente, terminaron por despedirme.
Pero nuestra relación seguia hacia delante, era tal la dependencia que tenía por ti, que ya a penas no podía hacer nada si no te tenía a mi lado, con todo, hay que añadir al tren de vida al que me tenías sometido.
Pronto tuve que robar para poder estar juntos, aunque tu, no contenta con lo que le estabas haciendo a mi vida, cada vez me exigias más. Has deteriorado mi vida, mi salud, mis proyectos, mi libertad...
Gracias a Dios, me he dado cuenta a tiempo de que tu relación solo me traia desgracias, es por eso que he decidido escribirte estas lineas para romper definitivamente, con la esperanza de que todo aquel que lea esta carta y tenga la desgracia de haberte conocido, también pueda darse cuenta a tiempo de que también destrozarás su vida.
Hasta nunca.
p.d. si tienes la desgracia de conocerla, y tu amor por ella te impide dejarla, pide ayuda y, sobre todo, no se la presentes a ningún amigo que quieras de verdad.
Dirigida a la droga.
miércoles, 4 de julio de 2007
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