jueves, 14 de agosto de 2008
Recuerdan show de TV de Elvis en aniversario de su muerte
NASHVILLE, Tenesí, EE.UU. | AP
Cuando Elvis Presley hizo su famoso programa de televisión en 1968, venía de haber realizado una serie de películas mediocres y llevaba años sin un éxito musical. El rock and roll del cual fue pionero era ahora dominio de los Beatles, los Rolling Stones y Jimi Hendrix.
Era un momento difícil para regresar al espectáculo pero Presley insistió y, luciendo esbelto y bronceado en una chaqueta de cuero negro, lo logró, ofreciendo una de las mejores actuaciones de su vida.
"Se puede decir que fue la cúspide de su carrera. Llevaba diez años estancado", dijo Alan Stoker, historiador del Salón de la Fama de la Música Country, de la que Presley es miembro desde 1998.
Este año es el 40 aniversario del programa que los fans de "El Rey" llaman simplemente "El especial del 68", y el momento es particularmente recordado en estas fechas debido a que se acerca el aniversario de la muerte de Presley: el 16 de agosto de 1977.
"Graceland", la antigua mansión de Presley que hoy es un museo, ha inaugurado una muestra sobre el programa televisivo y Steve Binder, quien fue el director y productor del especial, ha sacado un libro llamado ""68 at 40: Retrospective" (Los 40 años (del especial) del 68: Una retrospectiva).
"El tenía miedo de salir en televisión otra vez, porque aparte del programa de "Ed Sullivan", la televisión siempre había sido para él un fracaso total", dijo Binder en una entrevista. "Decía que la televisión no era lo suyo, que se sentía incómodo en un estudio de televisión. Entonces yo le dije que haga como si estuviera grabando un disco, que yo me encargaba de las imágenes".
Y eso fue lo que hicieron. El resultado fue el memorable espectáculo de una hora, transmitido el 3 de diciembre de 1968 por la NBC.
La idea original, que había sido del manager de Elvis, Tom Parker, era hacer un programa alusivo a la Navidad en que Presley cantaría temas navideños.
Pero Binder insistió en que Presley cante sus propias canciones y que lo haga solo, sin invitados; algo muy distinto a lo que se acostumbraba en aquellos días para programas especiales de Navidad.
Sin embargo, lo más original del programa fue incluir en medio de las secciones ensayadas una sesión simple, suelta e improvisada de Elvis con sus antiguos compañeros de banda, tocando frente a un público reducido.
"Es que cuando terminábamos de grabar, Elvis se iba a su habitación y se quedaba tocando con sus amigos hasta la madrugada", recordó Binder. "Me impresionó la energía, el entusiasmo y el ambiente divertido que imperaba en esos momentos y me sentía como si estuviera espiando a Elvis en un momento privado. Y pensé: "Esto es mejor que todos los segmentos ensayados"".
Parker detestaba la idea, pero Binder perseveró hasta que logró invitar a los antiguos miembros de la banda de Presley _ el guitarrista Scotty Moore y el baterista D.J. Fontana _ para que ayudaran a que Elvis se sintiera más tranquilo (habían pasado siete años desde la última vez que tocó en público).
"No hubo ningún plan, nada", recuerda Moore. "El no sabía lo que iba a hacer. Se suponía que tocaría algunas canciones viejas, pero más nada".
Sólo parte de ese show improvisado fue incluido en el programa de televisión (RCA sacó la versión completa años después), pero fue su mejor momento. Presley tenía 33 años y se veía muy bien, contando anécdotas y bromeando con el público y los músicos.
Al comienzo, Elvis estaba visiblemente nervioso y comenzó diciendo: "Esta es la parte informal del programa donde nosotros nos podemos desmayar y hacer lo que nos da la gana, especialmente yo".
Pero poco después recuperó el control, cambiando su guitarra acústica por la eléctrica que tenía Moore y pateando rítmicamente el piso con cada estrofa del blues.
Moore dice que Presley sabía que se estaba jugando la fama.
"El llevaba muchos años sin presentarse en público y se había enclaustrado en los estudios de cine, así que sabía que ese era su regreso al escenario", dijo Moore.
El show marcó el inicio de una era dorada para Presley, en que interpretó los inolvidables "Suspicious Minds", "In the Ghetto" y "Kentucky Rain". Se presentó con gran éxito en repetidas ocasiones en Las Vegas y en enero de 1973 realizó un concierto en Hawai que fue televisado vía satélite alrededor del mundo.
Para mediados de los 70 Presley se había vuelto una parodia de sí mismo. Pero esa noche del 68 era un joven en la cima de su talento, luchando por reencontrar su lugar en el mundo del espectáculo.
"Creo que fue por la autenticidad del momento", dice Binder sobre cuál sería la razón del éxito del programa. "Porque no estaba prefabricado, controlado, no estaba leyendo de un libreto. Fue crudo y potente y yo creo que esa era su verdadera personalidad".
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