jueves, 23 de agosto de 2007

Sigue siendo el REY, sigue siendo ELVIS


El copete, la mueca sexy con el labio superior, la voz y las caderas: toda esa irresistible mezcla se llamó Elvis Presley, un muchacho más bien tímido, un poco inseguro, que a la vuelta de los años se convertiría en el más grande artista de todos los tiempos.
Pocos saben que pudimos haber disfrutado el doble de ese rostro tan perfecto: Elvis tuvo un hermano gemelo, Jesse Garon Presley, quien murió al nacer. Así fue como él se convirtió en el hijo único de una sencilla pareja de sureños.
Elvis Aaron Presley nació un 8 de enero de 1935 en Tupelo, Tennesse, en un ambiente rural, tranquilo y rodeado de la influencia de la música negra.
El locutor Raúl Saavedra explica el por qué de la afición de Elvis por este género: “Elvis en lugar de hacer lo mismo que otros jovencitos de su edad, como ir a ver muchachas a la salida de la escuela, gustaba de ir a una calle donde se reunían los líderes del blues, entre ellos B.B. King, y escuchaba su música. Lo influenció muchísimo también el sonido de la montaña, el “hillbillie”, y toda esa mezcla favoreció su estilo”.
Su primer disco no fue para la radio o para una casa disquera: fue para su mamá: Elvis fue a un pequeño estudio de grabación, y pagó $4 para que le permitieran grabar en un disco la canción “My happiness”, dedicada a Gladis, su madre. El dueño del estudio vio algo especial en la interpretación del muchacho de tan solo 18 años y allí comenzó su carrera al éxito.

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