miércoles, 24 de octubre de 2007

"Déme una placa de agente federal"


Preocupado por una sociedad en declive, una juventud torcida por las drogas y un país amenazado por el comunismo y por la tensión racial que generaban los negros al demandar igualdad de derechos, Elvis Presley entregó al presidente Richard Nixon un regalo que simbolizaba a la perfección su espíritu pacificador y sus deseos de trabajar en aras de la reconciliación social: una pistola. El Colt 45, las siete balas de plata que tenía en el cargador y, sobre todo, los informes internos de la Casa Blanca en el que es posiblemente el día más pintoresco de su historia forman parte de una exposición sobre el encuentro presidencial más improbable, incómodo y esperpéntico que tuvo Nixon durante su mandato: su reunión secreta con el Rey del Rock.

domingo, 21 de octubre de 2007

Walt Whitman le hubiera adorado (segun el diario la Razon) a ELVIS PRESLEY

Tiene mucha razón Bruce Springsteen al afirmar que si en la música popular, Frank Sinatra puso la voz y Elvis Presley, el cuerpo, Bob Dylan puso el cerebro. Sin embargo, este «cerebro» no nació precisamente de la nada: se alimentó de múltiples lecturas y experiencias; es más, difícilmente puede comprenderse al margen de la singular herencia de la cultura norteamericana, sobre todo de su poesía. En una célebre instantánea tomada durante la gira «Rolling Thunder Review» en la década de los 70 vemos a Dylan, acompañado del poeta Allen Ginsberg, ante la tumba de Jack Kerouac. La influencia del autor de «On the Road» fue sin duda uno de los impulsos decisivos para que el joven cantautor se lanzara a revolucionar su vida y a empaparse de experiencias por las polvorientas carreteras americanas. En «No Direction Home», Dylan confiesa que, pese a no ser su libro preferido -antepone «Bound for glory» de Woody Guthrie-, la lectura de «En el camino» le envolvió en una atmósfera particular insuflándole un inaudito hambre de vivir, un deseo de conocer a todos esos «locos» marginales de América cuya mirada, intuía, escondía un fascinante secreto. La relación con la «beat generation» no se limitaba, desde luego, a la influencia de Kerouac. Cuando Allen Ginsberg oyó «A hard rain´s a-gonna fall» lloró y pensó que «un alma cogía la antorcha de América». Lo mismo sintieron otros escritores de esa generación: había llegado el relevo del feliz «Adán norteamericano», esa figura arquetípica que arranca con el poderoso canto telúrico de Walt Whitman y desemboca en ese inmenso poema que es el «Aullido» de Ginsberg. No era extraño. Hay en la literatura norteamericana una preocupación por la huida, la exterioridad y la intensidad de los encuentros que determina en último término toda su escritura. El buen Adán americano no puede ser sino una «Rolling Stone». La huida hacia el Oeste de Thoreau, el viaje ebrio de Kerouak, la autoconfianza de Emerson exploraron antes de Dylan ese «pensamiento salvaje», ferozmente vitalista. Como ha dicho Bono, Walt Whitman también hubiera adorado a Dylan. Pero esto también puede explicar la extrañeza que el Dylan poeta sentía al ser considerado una conciencia generacional. Pese a su pasión por Guthrie, él no era un cantante-protesta. Como la mayoría de sus padres de la «Lost Generation», sus preocupaciones eran indirectamente políticas. En la cultura norteamericana en la que, como decía Emerson, lo más bello de las iglesias es su silencio cuando están vacías, lo que importa es la iluminación individual. Lo confiesa el mismo Dylan: «[…] ellos seguían proclamándome el portavoz, el defensor e incluso la conciencia de una generación. Qué divertido. Todo lo que había hecho era cantar canciones que expresaban sin ambages una realidad nueva e imparable». Los que equivocadamente vieron en su figura el relevo político de Seeger, no eran capaces de ver que Dylan era, antes que nada, un traidor, pero un traidor a sí mismo que se limitaba a ser un «receptor» de lo que sucedía, una caja de resonancia que no tenía necesidad de ser alguien definido; un vagabundo que forjaba su identidad a golpes de una desorientación gozosa, libre, salvaje. Allí donde Whitman cifraba su enormidad en «albergar multitudes», Dylan sentía la necesidad de ir siempre más allá de su última conquista y, libre de todo proyecto, empezar desde cero al calor de una mirada inocente, a veces devastadora. ¿Cómo no iba a convertirse en el Judas del folk? Mientras que sus contemporáneos trataban de escribir sus vidas en versos rimados, empeñándose en que los últimos versos rimaran con los primeros, Dylan improvisaba libremente. Despreciaba la continuidad obtenida al precio de hacer ripios.

Elvis: Herencias del rock
















México, D.F., 24 de septiembre (apro).- Hace 30 años, el 16 de agosto aproximadamente a la una y media de la tarde, Jo Alden entró a la recámara de Elvis Presley en la mansión Graceland para despertar a su hija Ginger Alden, quien llevaba nueve meses siendo novia del Rey del Rock’n’Roll.--¡Por fin abre los ojos la señora Presley! Me dijo Rickie que estabas sola, seguro te peleaste otra vez con Elvis, dime ... ¿y dónde se durmió ahora tu maridito?--Mamá, no digas tonterías –contestó Ginger de malas--, no es mi marido y tal vez ni me vaya a casar con él en Navidad, no quiero que lo menciones ni de broma...--¡Ja!, pues parece que naciste millonaria y de veras que serías muy burra si no te casas con Elvis Presley, apúrate en decidir porque la oportunidad es de oro, Ginger, dime ya... ¿dónde se durmió tu maridito?--En el baño y ya no le digas así, por favor, ayer terminamos... Si supieras la escenita que me armó con eso de que a fuerzas quiere que vaya hoy con él a su gira en la noche... Se iba a dar una ducha, mejor vamos a ver si está bien, déjame lavarme aquí y vamos a verlo...Tocaron la puerta. Quisieron abrir y estaba cerrada. Gritaron varias veces. Nada. Forzaron la cerradura y vieron lo que vieron. Elvis estaba sin vida. Sus calzoncillos dorados de la pijama los tenía colgando entre los tobillos, de bruces, sobre un charco de vómito en el grueso tapete árabe. Corrieron a buscar a quien las ayudara a levantarlo. Una sirvienta las comunicó con Al Strada, el primero en decir lo que nadie quería:--¡Esto es lo más grave que pudo haber pasado, no respira y ya perdió el color...! ¡Creo que Elvis lleva un buen rato de haber muerto!Pronto llegó el papá de Elvis, Vernon Presley y su hermana, la tía Patsy.--¡Elvis, respira para mí, no te vayas... –vociferaba Vernon--, ¡El, El..., no nos abandones...! Y cuando nadie esperaba verla, sigilosamente hacia la puerta del baño había llegado como salida de la nada, Lisa-Marie, la pequeña hijita de Elvis de nueve años de edad:--¿Le pasó algo a mi papi, por qué lloran, oí que se murió papito...?Cesaron de lloriquear. Hincado, el abuelo hizo una seña de espaldas a las mujeres en la puerta para que no la dejasen pasar:--¡No es nada, Lisa-Marie, Elvis buscaba su libro y ya lo encontró pero se durmió...!--¡No es cierto, ustedes están llorando y yo oí que se murió...! ¡Algo le pasó a papito y quiero saber qué es!Entonces, la mirada de Ginger y Lise Marie chocaron. Fue un breve segundo, pero para Ginger fue como si en ellas sus dos vidas se congelaran para la eternidad, eran los mismos ojos azules de Elvis que ella no vería nunca más. Lisa-Marie quiso entrar por la otra puerta al baño, la tía Patsy la cerró y entonces no paró de berrear: --¡Papito está muerto...!Ginger la apartó y cargándola entre sus brazos, sintió que Lisa-Marie la pateaba y golpeaba, dando alaridos por su papito, cruzaron al portón de columnas corintias de la mansión Graceland custodiadas por dos leones de piedra. Era imposible detener aquella catarata de llanto:--¡Suéltame maldita, tonta, loca, imbécil, déjame ir con papito, animal...!Mientras caminaba con la niña en los jardines rumbo a la capilla de Graceland, Ginger pensó que las cosas hubiesen ocurrido de otra manera si habiese aceptado ser la esposa de Elvis apenas la noche anterior. ¡Tanto que le rogó y siempre se negaba...! Al ver la mirada de Lisa-Marie, supo que siendo la viuda Presley hubiese tenido que acostumbrarse a esa niña y hasta el fin de sus días, enfrentándola cada vez que toparan en el corredor de la entrada al juzgado principal de Memphis, Tennessee, cada vez que fueran a recoger el 40% de su herencia que les correspondería a cada una, pues el otro 20 % le caería a Vernon.--¡Qué estúpida fui! –lamentó Ginger, dejando libre a Lisa-Marie frente a la capilla--, ¡fue una equivocación decirle que no a Elvis...!Nada de lo que hiciera repararían el error de su vida. Había dejado escapar la millonaria fortuna en manos de esa niña que le arañó la espalda como en castigo a su bobera y sin embargo, todavía podría ganar algo.Muy poco, una bicoca quizá; pero escribiría los nueve meses de su relación con Elvis en dos días y la revista National Enquirer le pagaría más de 100 mil dólares por imprimir su historia.Lo primero que debía hacer era las maletas e irse para siempre de Graceland, apoderarse de cuanto recuerdo le sirviera para su relato y ponerse a trabajar. Su relato fue publicado en National Enquirer inmediatamente y Ginger Alden se presentó en las oficinas de la revista.Recibió el cheque de apenas mil dólares.--¿Se están burlando de mí? –preguntó al cajero--, debe existir un error. --No, señorita Alden, es la cifra exacta. Mil dólares y nada más.--Pero... ¡si ustedes quedaron en entregarme 100 mil dólares por la historia...!--Señorita Alden, no hay más para usted. Bueno, si gusta pase a hablar con el contador pero antes, sí hay algo más... Le informo que me ordenaron le entregara la copia del contrato que firmó con nuestra publicación. Usted quedó en no hablar con nadie más acerca de su relación con Elvis y parece que no cumplió este requisito. Pase, si gusta, el contador la espera. Buenos días.En efecto, Ginger Alden había dado una entrevista al Commercial Appeal el 19 de agosto de 1977, violando los términos del compromiso por lo que no recibiría ya más dinero de National Enquirer. A duras penas conseguiría mantener en su posesión la casa que Elvis le había regalado a su madre Jo Alden, quien hace 30 años le dijo:--Ni modo, de nada sirve llorar, Ginger. Nunca es bueno decirle no a un rey


Camino de voz y misión: Buenos Aires... Elvis Presley







Continuando con sus contundentes mensajes espirituales, el coro dirigido por Gregory Hopkins está nuevamente en Buenos Aires para acercar a la gente su mensaje de Dios.

Courtney Bennet con todo su equipo.
The Great Voices of Gospel presentará su espectáculo de clásicos de gospel, negro spiritual y blues en un espectáculo titulado "De Joplin a Elvis Presley", hoy y mañana en el teatro Gran Rex.Hopkins y su ensamble vocal, dejan Harlem una vez al año, para hacer vibrar a toda América con su música ancestral. “El coro vuelve cada año porque tenemos la misión de predicar la palabra de Dios” explica Courtney Bennet, vicedirector de la agrupación, a La Prensa. “Es un trabajo de amor, el cual continuamos porque nos enriquece y purifica, nos hace sentirnos más cerca de Dios y del pueblo argentino”.MUSICA Y RELIGIONEn su décima gira anual, el programa incluye un homenaje a dos figuras claves de la música norteamericana: Scott Joplin, músico afroamericano, y Elvis Presley, quien ganó tres premios Grammy por grabaciones de temas gospel. “Elvis nació en la década del cincuenta y tomó prestado su estilo musical de las comunidades afroamericanas. Creo que la mezcla de su música con el gospel les va a gustar” confía Bennet.El coro, compuesto íntegramente por cristianos eleva sus canciones a su Dios, aunque no cierra las puertas a otras religiones.A la hora de explicar su popularidad, Bennet no lo duda: “Creo que somos populares en donde sea que vayamos por la sinceridad de nuestro mensaje y nuestra misión. Además somos consistentes, volvemos cada año sin importar las circunstancias”.La doble misión de Gregory Hopkins & The Great Voices of Gospel se ve plasmada en cada acción de la que son parte. “Rezamos antes de viajar y cuando llegamos a destino agradecemos a Dios la oportunidad. Antes de los recitales hablamos de Dios y compartimos su palabra. Buscamos integrar siempre nuestra religión a la experiencia de tours. Nuestra música es antes que nada una misión y luego profesión”, concluye el vice de Hopkins.

El concejal rockero de Reus no puede casar a lo Elvis

"Las parejas que se casan se profesan un amor verdadero, como el espíritu de Elvis Presley y un respeto mutuo que quieren profundizar". Así oficiaba ayer Ariel Santamaría, portavoz de la Coordinadora Reusenca Independent (CORI) la boda civil de Cristina y Francesc en la sala de plenos del Ayuntamiento de Reus (Baix Camp). Santamaría suele vestir de Elvis e incluso se casó de esta guisa hace un año y medio por la Iglesia.Pero el alcalde de Reus, Lluís Miquel Pérez (PSC), vetó la indumentaria con la prohibición expresa a las "extravagancias de un concejal" por la "imagen institucional, delego en los concejales y deben guardar un protocolo".BOTONES DORADOSSantamaría se planteó no casar a los novios o desobedecer la prohibición. Se lo consultó a ellos y "ante lo complicado de una boda", la solución intermedia fue un traje negro con botones dorados, la medalla dorada de concejal a modo de corbata y gafas "graduadas" de Elvis. La pareja --él, tejanos y camisa negra; ella, vestido blanco y negro-- quizás sea "la primera y la última que case Ariel", comentó el novio. Ambos explicaron: "Nos hacía ilusión casarnos así y no entendemos la prohibición del alcalde". Salvador, uno de los invitados, resumió: "No quiere que le roben protagonismo, odia todo lo que representa Ariel, un modo distinto de hacer política". Tampoco la madre de la novia lo entendía: "Es su día. Deben casarse a su gusto".Causalmente, el 20 de octubre de 1868 se celebró en el Ayuntamiento de Reus la primera boda civil de España, autorizada por la junta revolucionaria. Ayer, 137 años después, se celebró otra celebración distinta a la norma. A la salida, Santamaría, vestido de Elvis, cantó para los novios. Quince parejas más quieren que les case. Su sugerencia es que lo hagan vestidos del rey del rock para esquivar la censura. Por cierto, en vez de banquete de boda, la pareja y unos 50 invitados la celebraron en un spa.

Sacerdote de día... Elvis Presley de noche








Bucarest, 17 de octubre de 2007 / De día se pone la sotana, oficia misas y da la comunión. Pero cuando cae la noche, el sacerdote rumano Antonio Petrescu se transforma. Se enfunda un pantalón brillante, una camisa de seda, se engomina el cabello, mueve las caderas y engola la voz. Ahora es Antonio Aloys, o mejor dicho, Elvis Presley. El sacerdote nació hace 34 años en Bucarest y desde los 10 años empezó a admirar al rey del rock. "Para mí no hay ningún artista que se le aproxime. La música es Elvis", recalca. Pero a los 20 años también empezó a sentir una devoción inusitada por Jesús. Escuchó el llamado de Dios y aceptó los hábitos. Petrescu decidió que sus dos vocaciones no se contradecían y viajó a Italia para seguir su carrera religiosa, pero sin dejar de cantar en locales imitando a Elvis Presley. "La gente me pregunta: '¿Cómo puede reconciliar la imitación de Elvis con su elección de trabajo profesional?'", cuenta el sacerdote, quien además es vicepárroco de la localidad de Avezzano. "Elvis es una apropiada inspiración para el culto cristiano porque el artista cantaba acerca de amor en general", agrega. Además, el sacerdote ha sabido sacarle partido a sus dos vocaciones. Varias veces ha celebrado matrimonios por las tardes, y en las noches ameniza la recepción de la boda enfundado en su traje de Elvis. El joven cura también tiene su página web (www.antoniupetrescu.com), la cual tiene dos entradas separadas, una para el sacerdote y otra para el artista, donde incluso muestra su discografía con los sencillos "Lovin' Arms" (Brazos amorosos) y "Reach out to Jesus" (Alcanzando a Jesús). Hasta el momento, el padre Antonio no ha recibido ninguna reprimenda de sus superiores. "No he recibido presiones de la Iglesia ni me han puesto obstáculos", asegura Antonio, quien sostiene que sus personificaciones del rey del rock son del agrado del Señor. Pero su gusto por la música popular no se detiene en Elvis: Petrescu también incorpora las letras de cantantes como Celine Dion en sus sermones. "La fe y la vocación religiosa que siento, unidas a la pasión que me inspira Elvis y su música, me ayudan a conocer mejor a Dios".

lunes, 15 de octubre de 2007

¿Que es realidad de la vida de Elvis?








El día 8 de enero de 1935, Gladys Love Presley daba a luz trillizos en una cabaña de madera, en Old Saltillo Road, East Tupelo (Mississippi). Los llamaron Elvis Aaron, Jessie Garon y Norbert Faron. Al poco rato de nacer, Jessie muere por un desgraciado accidente casero, y Norbert es enviado poco tiempo después a vivir con unos parientes sin hijos que residían en Nueva Orleans.
Elvis fue educado con profundos valores religiosos. Todos los domingos iban a la congregación protestante denominada "Primera Asamblea de la Iglesia de Dios". Desde el primer día, Elvis expresó su deseo de formar parte del coro de niños, en el que desarrolló su amor por la música gospel. Cuando contaba 5 años, empezó a estudiar en la East Tupelo Consolidated School, donde fue un estudiante mediano.
En 1944, con nueve años, su madre le regala su primera guitarra eléctrica, que Elvis no paraba de tocar en el patio de su colegio. Ese mismo año fue elegido por el señor Cole, director de su escuela, para representar a East Tupelo en el Mississippi Alabama Fair and Dairy Show, en el que consiguió el segundo premio y recibió cinco dólares.

Lo vi en hispawebs.net dentro de poco alguien dirá que fuern octillizos como Apu